LA VERDADERA HISTORIA DE CHUCKY EL MUÑECO DIABÓLICO ( Basada en hechos reales )
La verdadera historia de Chucky, el muñeco diabólico, comenzó cuando un
famoso asesino, llamado Charles Lee Ray, fue herido de muerte por la
policía, y en su intento de escapar, transfiere su alma a un muñeco que
se encontraba en una juguetería, donde se resguarda del tiroteo
propiciado por los agentes de la ley.
Unos días más tarde, ese
mismo muñeco llega a manos de Andy, un pequeño niño que soñaba con poder
tener ese popular juguete, sin embargo, el terror se desencadenó cuando
Andy se dio cuenta de que el muñeco podría estar vivo, y que intentaba
vengarse de todas las personas que provocaron su muerte, para terminar
poseyendo al niño y transferir su alma al cuerpo de Andy ( Pero eso fue
en la pelicula ).
Pero lo más curioso del caso que rodea a esta
película, es que fue inspirada en los sucesos reales que atormentaron a
un niño a principios del siglo XX en Florida, Robert Eugene Otto, quien
creció para ser un excéntrico y trastornado artista envuelto en una
diabólica historia. Este niño recibió un muñeco hecho a mano, del cual
se enamoró muy rápidamente y le puso su mismo nombre, Robert.
Al
pasar el tiempo, los padres de Eugene se dieron cuenta de que el niño se
pasaba el tiempo hablando únicamente con Robert, pues ambos se habían
hecho amigos inseparables.
Fue entonces cuando comenzaron a
tener lugar unos acontecimientos un tanto extraños en la casa, cuando
unos objetos salían volando y se rompían al estrellarse con las paredes,
a los que Eugene argumentaba: “ha sido Robert, mamá”.
Cuando
Robert creció y se convirtió en adulto, se volvió un pintor destacado en
toda la comunidad, pero siempre argumentó que su talento se lo debía a
su muñeco Robert, pues todas sus obras las realizó a puerta cerrada,
contando con la única presencia del muñeco.
Cuando Eugene se
casó con su novia Anne, inmediatamente le presentó a su fuente de
inspiración, el muñeco Robert. No obstante, a su esposa siempre le
causó un cierto sentimiento de escalofrío, obligando a Eugene a encerrar
al muñeco en el ático de la casa.
Cuando pasó el tiempo, Eugene
fue cambiando drásticamente su carácter, argumentando que a Robert no le
gustaba estar encerrado en el ático, y que se estaba enfadando cada vez
más, así que a pesar del enfado de su esposa ante el muñeco.
Eugene acabó moviendo a Robert al cuarto de visitas, donde los vecinos,
que podían ver el interior del cuarto, notaron al muñeco en más de una
ocasión moverse de ventana en ventana, mirando fijamente a los niños que
iban a la escuela.
Hay otros dos acontecimientos que fueron
atestiguados por otras personas, una de las cuales fue por un hombre que
acudió a arreglar las tuberías, teniendo que trabajar en el cuarto
donde estaba el muñeco.
Éste se levantó de donde estaba y se
acercó al hombre, burlándose de él con una risa de niño pequeño. En ese
momento, el hombre salió corriendo de la casa.
Unos años después de que Eugene muriera, la casa fue comprada por una familia que tenía una niña pequeña.
La niña encontró al muñeco deteriorado en el ático, así que lo recogió y pasaba los días hablando con Robert.
Una noche, cuando el muñeca estaba acostado a su lado en la cama, se
levantó, lo que provocó que la niña gritara de pánico. Sus padre
corrieron en su auxilio, pero la puerta del cuarto estaba cerrada por
dentro.
Cuando todo pasó, la niña exclamó que fue el muñeco
Robert quien había cerrado la puerta, y que se reincorporó en la cama
para intentar matarla.
Actualmente, Robert se encuentra en un museo de Florida, y todavía se dan casos de trabajadores que aseguran que el muñeco está poseído, y que en varias ocasiones lo han visto moverse.
Actualmente, Robert se encuentra en un museo de Florida, y todavía se dan casos de trabajadores que aseguran que el muñeco está poseído, y que en varias ocasiones lo han visto moverse.
Si cualquiera de los visitantes del museo desean tomarse una foto con
Robert, primero deben pedirle permiso y esperar a que éste les dé su
autorización, moviendo la cabeza, ya que de lo contrario, podría ocurrir
alguna desgracia.
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